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Paramédicos en Arizona priorizan sus comunidades, pero luchan por conseguir recursos

Por Personal de AFSCME ·
Paramédicos en Arizona priorizan sus comunidades, pero luchan por conseguir recursos
Patti Davidson

El marido de Patti Davidson trabaja desde la casa. Al igual que millones de estadounidenses en todo el país, ha estado teletrabajando desde que muchos empleadores en el sector privado, así como algunas agencias de gobierno local y estatal, empezaron a cerrar sus puertas para ayudar a mitigar la propagación del nuevo coronavirus.

Pero no Davidson. La paramédica en Lake Havasu City, Arizona, quien es miembro de la Local 2960 de AFSCME, pertenece a otro grupo de trabajadores que no tiene la opción de teletrabajar. Al contrario, al igual que muchos servidores públicos en todo el país que son miembros de AFSCME, Davidson está al frente de la lucha contra la pandemia. Su comunidad depende de ella y sus colegas para mantenerse segura, así como de enfermeras, empleados escolares, cuidadores, trabajadores de cuidado infantil y más.

Sin embargo, los trabajadores de servicios médicos de emergencia como Davidson no están recibiendo los recursos que necesitan para realizar sus labores de la mejor manera.

“Estamos cortos de personal y así ha estado la situación desde hace un tiempo”, dice Davidson. “No tenemos suficientes caretas N95 ni suficientes mascarillas quirúrgicas que nos han pedido que usen los pacientes. No tenemos suficientes batas ni el equipo de protección personal que necesitamos. Tenemos uno en cada ambulancia para cada proveedor, pero si usamos ese nos queda un suministro mínimo. Hubo un momento que casi se nos acaba el papel de baño. La esposa de uno de nuestros colegas tuvo que buscar un lugar donde comprarlo”.

Davidson trabaja para American Medical Response (AMR), una compañía privada que provee servicios de transporte médico en comunidades de todo el país. Mientras que ella y sus colegas se enfrentan a una pandemia sin precedente, tienen que luchar por un mínimo de respeto de su empleador.

Los miembros de AFSCME han hecho un llamado al gobierno federal a que financie el frente, y se espera que una ley de estímulo de $2,2 billones será de gran ayuda, aunque no una solución final. Nuestra unión no descansará hasta que Davidson y sus colegas sean tratados con el respeto que se merecen y tengan acceso a los recursos que necesitan para hacer sus trabajos y mantenerse seguros.